Un grupo de personas pasó 40 días en una cueva sin celular para explorar qué pasaba con el aislamiento humano y sin duda los resultados fueron sorprendentes.
El aislamiento social es un tema muy fuerte que gran parte de la población podía lidiar con la cuarentena, durante el 2020 gran población del mundo tuvo que quedarse en casa con internet, celular y otras comodidades, aunque no podían ver fisicamente a sus familiares, todos estaban en comunicación.
Un experimento llamado Deep Time organizado por el Instituto Humano de Adaptación en Francia, llevó el aislamiento humano al límite en un experimento de 40 días con 15 personas.
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El grupo de voluntarios franceses accedió a pasar el periodo en una cueva sin celular, relojes ni luz solar.
Durante el aislamiento, los participantes que fueron 8 hombres y 7 mujeres entre 27 y 50 años, durmieron en tiendas de campaña, generaron electricidad con una bicicleta fija y obtuvieron agua de pozo de 44 metros de profundidad.
Dado que no tenían relojes, las personas debían seguían seguir su reloj biológico para saber cuándo comer, dormir o hacer otras actividades diarias.
Sin embargo, según los resultados del experimento, los voluntarios perdieron la nación del tiempo rápidamente. Uno de ellos pensó que habían estado 23 días en la cueva, en lugar de 40.
Johan Francois, uno de los participantes, dejó que corría 9 kilómetros en círculos todos los días para mantenerse en forma y sentían deseos de salir de la cueva.
No todos los voluntarios sintieron la misma urgencia de Johan Francois. 10 de ellos dijeron que querían permanecer en la cueva más tiempo.
“Por una vez en nuestras vidas, fue como si pudiéramos presionar el botón de pausa. Por una vez en nuestras vidas, tuvimos tiempo y pudimos dejar de vivir y hacer nuestras tareas. Fue genial” comento una de las que vivió la experiencia.
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Aunque regresaron al aire libre, también comentaron que se sentían feliz de haber vivido algo así.
Durante las participaciones fueron vigilados con sensores durante un periodo de aislamiento para comprobar los patrones de sueño, la interacción social entre 15 personas y sus funciones cognitivas.
Asimismo la actividad cerebral de los voluntarios fue recopilada antes de entrar y después de salir de la cueva para comprobar si sus cerebros habían cambiado de alguna forma.
El grupo volvió a ver La Luz del día del sábado 24 de abril después de 40 días sin contacto con el exterior. Las personas recibieron lentes oscuros especial para no dañar su vista y el evento se convirtió en una noticia nacional en Francia.
El director del proyecto y participante del experimento, dijo que el objetivo es comprender el comportamiento humano en condiciones de vida extremas.
«Nuestro futuro como humanos en este planeta evolucionará. Debemos aprender a comprender mejor cómo nuestro cerebro es capaz de encontrar nuevas soluciones, sea cual sea la situación», dijo Colt al salir de la cueva.
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