
En el primer trimestre de 2025, el mercado laboral en México registró una caída de 120 mil personas ocupadas respecto al año anterior, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). La informalidad sigue fuerte, con más de 32 millones de personas trabajando sin prestaciones ni contratos, y muchos de ellos están detrás de los carritos de pan y café que vemos cada mañana.
A pesar de los rumores, los carritos de café y pan no están prohibidos, existe un problema, pues operar legalmente requiere una montaña de trámites: permisos de alcaldía, licencias sanitarias, certificados de manejo higiénico, y autorizaciones de movilidad.
Cada alcaldía impone su propio reglamento y obtener permiso para vender en vía pública es complicado. Incluso en eventos masivos, se exige capacitación especial. Esto puede ahogar a los pequeños comerciantes que no tienen recursos ni tiempo para enfrentar tanta burocracia.
La polémica estalló cuando en redes sociales se reportó que ya no había carritos en Buenavista. Según la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, se trata de una estrategia para liberar banquetas y mejorar la imagen urbana. Sin embargo, para los vendedores, es un golpe a su sustento.
La medida es limpiar la zona, pisos, etc… que estaban increíblemente sucios. Reordenar y recortar comercio que estaba desbordado e impedía el paso de la gente por las banquetas.
Todo esto por medio del diálogo y con mesas de acuerdos con ellos.
Saludos https://t.co/UR4pIKdhd1— Alessandra Rojo de la Vega (@AlessandraRdlv) July 30, 2025
El futuro de los carritos en la CDMX depende de la voluntad política para integrarlos sin sofocarlos. Las autoridades podrían establecer zonas específicas con reglas simplificadas y apoyo a la regularización. Esto permitiría mantener vivo un elemento cultural y económico esencial para la ciudad.
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