Una maestra entregada a su profesión que extrañaba a sus pequeños alumnos tejió a mano muñequitos de cada uno de ellos.
Ingeborg Van der Duin, profesora de una escuela en Haarlem (Países Bajos), le encanta compartir tiempo con sus pequeños estudiantes y verlos aprender cada día.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 interrumpió sus clases y ocasionó que dejara de asistir a las aulas de clase, igual que ellos.
Pero ha aprovechado su tiempo libre y logró sacarle provecho a la situación, por lo que sus alumnos pueden estar seguros que siempre le harán compañía a su maestra.
Cuando se habla de la situación de la educación en estos momentos, se cuestiona si los profesores están enseñando de manera apropiada a los alumnos.
Sin ponerse a pensar que en muchos casos los profesores no tuvieron el tiempo ni las herramientas necesarias para capacitarse para las clases a distancia, y aún así están esforzándose.
Por eso, Ingeborg Meinster- Van de Duin decidió ponerle una muestra al mundo de cómo los profesores están comprometiendo con su trabajo.
La señorita Ingeborg vive por sus pequeños estudiantes, que la acompañan día a día en el aula y alegran su vida con sus travesuras. Por lo mismo, no aguantó más teniéndolos lejos y tejió 23 pequeños muñequitos personalizados de cada uno de sus estudiantes para que estén cerca de ella en estos días de encierro
Ingeborg dedicó varias horas de su vida, aproximadamente de 3 a 4 por cada muñeco, pues los hizo con todos los detalles que caracterizan a cada uno.
Los realizó a cada uno con sus suéteres favoritos y su ropa respectiva, incluso les puso lentes y pecas a quienes lo tuvieran.
No solo los pequeños se llenaron de ternura, pues sus papás y todos los usuarios de redes sociales aplaudieron la maravillosa acción de la profesora.
Después de terminarlos, decidió darle la sorpresa a sus estudiantes y fueron ellos mismo quienes reconocieron a cada uno.
Pero le hicieron saber que faltaba algo muy importante en lo que no pensó: hacer su propio muñequito. Así que puso manos a la obra y completó su colección.
‘La señorita Ingeborg’ contó que la idea fue tan popular en su escuela, que muchos docentes le pidieron que hiciera los de su clase.
Pero ella se negó, explicando que no había tanto tiempo y que prefería dedicar su tiempo a sus adorados estudiantes.
En Países Bajos pronto regresarán a las aulas de clases a buscar sus pertenencias, por lo que los estudiantes podrán recibir su muñequito personalmente.
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