A finales del mes de septiembre, una joven argentina optó por cuidar a dos felinos que encontró al lado del cuerpo inerte de su madre en una cueva.
Florencia Lobo, de 18 años, cuidó de los dos bebés hasta que uno de ellos murió por su grave estado de salud en el que se encontraba.
El puma durante los tres meses actuó como una mascota doméstica
El otro felino que se quedó con ella, la acompañaba a todos lados, descubriendo que había ganado un amigo fiel.
Un día Titoempezó a caminar de una manera muy rara, cosa que extrañó a Florencia, por lo que lo llevó al veterinario.
El veterinario cuando lo revisó, pero de igual manera le pareció anormal la forma de caminar del felino, por lo que sospechó que no se trataba de un gato normal.
Se tomó la decisión de llamar a una especialista de la reserva de Horco Molle, un área natural protegida que forma parte de la Universidad de Tucumán.
Fue ella quién le dio la noticia a Florencia de que Tito no era un gato, sino un puma.
La joven tuvo que entregar al puma a la Fundación Argentina de Rescate Animal, por lo que en los próximos días lo van a reincorporar a su hábitat natural.
Tito como una mascota doméstica
Durante los tres meses que Florencia cuidó de Tito, el felino actuó como un gatito completamente doméstico.
Tito disfrutaba jugar, tenía una gran velocidad al correr y mordía cosas. Otra de las cosas que Florencia dice era que le encantaba subirse a la mesa y saltar desde esa altura.
El felino que se convirtió en su fiel compañero amaba acompañarla a todos lados, jugaba con ella y se querían tanto que hasta dormía con Florencia.
La joven argentina al final tuvo que despedirse tristemente de Tito, que más que su mascota, era su fiel amigo.
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