A veces se nos hace se nos hace fácil agarrar una manía que a la larga puede afectar nuestra salud e incluso nuestro cuerpo por completo, esta historia es ejemplo de ello.
Hay ocasiones en la que ya sea por estrés o por simple costumbre nos mordemos las uñas, aunque para algunos es una acción que fácilmente puede hacer a un lado, para otros es simplemente imposible.
Ejemplo de lo anterior es la australiana Courtney Whithorn; estudiante de 20 años quien se enfrentaba a problemas escolares que la ponían nerviosa y en consecuencia mordía sin control sus uñas.
Esta situación llegó a tal grado que desprendió la uña del pulgar de su mano derecha, el problema fue que ya nunca creció y conforme pasaban los días su dedo se iba poniendo negro.
Pasó ocultándolo durante 4 años, hasta que fue imposible y recurrió a obtener atención médica, donde se le detectó una rara especie de melanoma. A pesar de haber sido operada en múltiples ocasiones, su dedo fue amputado para evitar que el cáncer se expandiera en su piel y así le ocasionara más problemas.
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