En un monasterio franciscano en Cochabamba, Bolivia, decidieron adoptar a un perro que lo necesitaba al cual le pusieron nombre, Fray Bigotón.
La única tarea de Fray Bigotón es correr y jugar todo el día, es el más consentido por los franciscanos, quienes mostraron algunas de las fotografías del pequeño ya adaptado a su nueva casa en el Facebook de la fundación que los ayudó con el trámite. “Su vida es jugar y correr. Aquí todos los hermanos lo quieren mucho. Es una criatura de Dios”, comentó Fray Jorge Fernández a The Dodo.
La adopción se dio gracias a una organización llamada Proyecto Narices Frías, encargada de rescatar a gatos y perros de la calle para colocarlos en un nuevo hogar.
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