Una vez que comienzas a conocer a tu suegra, tienes que darte cuenta de que hay opiniones, puntos de vista e incluso actitudes que no podrás cambiar. Así es que no te mortifiques, ¡ni lo intentes!
Cuando algo o alguien tiene presencia frecuente en nuestras vidas le tomamos cierto cariño o apego (algo que es posible darse cuenta cuando falta). Por eso, para llevarte bien con tu suegra tienes que ser (y permitir que sea) una visita constante.
Cuando no estamos convencidos de lo que hacemos o de aquello en que creemos los demás se dan cuenta, lo perciben. Y es ese punto donde tu suegra encuentra algo que te fastidia.
Antes de un encuentro o de atender el teléfono será mejor que respires profundo y practiques una sonrisa aunque no tengas motivo para hacerlo. Esta comprobado que reír aunque sea fingido tiene efectos positivos sobre nuestras emociones, tanto así que te preparará para que estés predispuesta anímicamente a la hora de hablar con tu suegra.
Si tienes niños puede que te moleste lo que suele llamarse “mal crianza por parte de los abuelos”; en este sentido y sobre todo si has tenido la posibilidad de disfrutar de este vínculo durante tu niñez, lo mejor es que lo recuerdes para que también dejes ser abuela a tu suegra.
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