
Dos jóvenes de la provincia de Lamphun, al norte de Tailandia, se montaron en su moto y no quisieron dejar a su amigo de cuatro patas. También se lo llevaron y en el camino, cuando lo cargaban, se dieron cuenta de su extraña reacción que les arrebató varias carcajadas.
¿Por la sensación del viento, el perrito sentía que nadaba?; ¿pensaba que estaba corriendo?; ¿su instinto le ordenaba mover sus patitas para, por si se caía, retomar el equilibrio al instante?; ¿quería ir más rápido y más furioso?
Quizá nadie podrá responderlo, pero lo cierto es que nuestro camarada nos ha regalado unos segundos de risa.
Y si fuiste de los que se preocuparon por ver al perrito, te avisamos que todos llegaron con bien a su destino. Ninguno salió en las trágicas noticias de los periódicos tailandeses.