No aprendes de tus errores: parece que ya creaste un patrón y sigues buscando al tipo que no le interesas, aunque ya sepas cómo va a terminar esa “relación”.
Dices que ya no hay “hombres buenos”: le echas la culpa a esta horrible frase. Y sí, dije horrible, porque además de que no es cierta, es la responsable de que dejes pasar de largo a los chicos que podrían cambiar tu vida.
Tu trabajo lo es todo: es lo más importante en este momento, tanto que no te das tiempo de hacer otras cosas, salir a lugares nuevos y por tanto conocer hombres diferentes. La clave de una vida feliz es el balance. Analiza si de verdad quieres una pareja en este momento.
Te conformas con el “mientras llega el bueno”: andas, sales y te acuestas con cualquier chico en lo que esperas a que llegue tu príncipe azul. Grave error, porque podría estar justo a tu lado y no te das la oportunidad de conocerlo de verdad.
La negatividad te domina: le encuentras lo malo a todo y eventualmente tu actitud se convierte en una forma de vida que es muy difícil que sea compatible con una relación amorosa.
Analizas todo neuroticamente: uno de los comportamientos más tóxicos antes, durante y después de una relación. Estás tan preocupada por lo que no pasó y por lo que podría pasar, que pierdes la oportunidad de disfrutar del presente.
No has olvidado a tu ex: grave, gravísimo error. Querer comenzar algo nuevo con otro hombre mientras sigues pensando en tu última pareja, es lo peor que puedes hacer. No sólo saldrás lastimada, también te llevarás por la calle a tu nuevo novio.
Nunca estás sola: siempre estás con alguien. Pensar en tener una relación cuando llevas a tu amiga a todas las citas que tienes con ese hombre que te gusta, es algo complicado.
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