La mujer, cuyo nombre no ha sido dado a conocer, declaró al juez del tribunal local del estado de Rhineland-Palatine, en Alemania, que estaba tan molesta y cansada de los insistentes llamados de empresas, que ese día perdió la paciencia y tocó el silbato al pobre trabajador que estaba del otro lado de la línea. Lo que no tuvo en cuenta es que al hacerlo le provocaría un problema auditivo al empleado.
Luego de estudiar el caso, el Juez la encontró culpable de daños corporales, y le impuso una multa de 800 euros. La mujer apeló la sentencia, pero finalmente decidió que pagar para evitar seguir con las audiencias.
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