Miroslav Svoboda, de Mutenice, República Checa, transformó su casa en un punto turístico. Lo logró revistiendo toda su casa con corchos.
Svoboda empezó su proyecto hace dos años con los tapones de sus propias botellas pero enseguida sus vecinos y amigos empezaron a colaborar. Hay que tener en cuenta también que ayuda el hecho de que la pequeña localidad de Mutenice está enclavada en el centro de la región vitivinícola checa.
Según explicó el hombre, que terminó de revestir la casa en su quincuagésimo aniversario, la construcción es vieja y las paredes son muy anchas, así que no es por aislamiento que cubrió cada rincón sino por cuestiones estéticas.
Mutenice y varias ciudades lindantes ya incluyen la casa de Svoboda como destino obligado en sus tours.
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