Cuentan los vecinos del pueblo de Yeovil, Somerset , Inglaterra, que rara vez lo vieron a Stuart Romain, un hombre de 39 años sin estar acompañado de alguno de sus loros.
Este fanático y adorador de sus aves no pasa un minuto de su vida sin la compañía de Coco, una hermosa cacatúa, y Taz, un loro eclecto. "No veo porqué dejarlas solas y no llevarlas a todos lados", explica Romain, "por algo se las llama ‘aves de compañía’, ¿no?"
Las mascotas tienen su propia habitación en la casa y Stuart está tan apegado a ellas que hasta las lleva al baño todos los días cuando se ducha para no dejarlas solas en esos 10 minutos en que se asea.
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