Un vocero del hospital Yuxi de Yunnan, en la región sudoeste de China, explicó que "vino con un historial de jaquecas severas y hemorragias inexplicables por nariz y boca. En cuanto le hicimos una placa fue claro qué andaba mal". Luo Zhiwei, director del departamento de cirugía del hospital consideró que "el hecho de que Li sobreviviera a la lesión y que haya llevado una vida relativamente normal durante todos estos años con un chuchillo enterrado en su cabeza es un milagro médico".