Obviamente el señor Harris dio vuelta su casa en busca de ese pequeño pedacito de cartón que lo separaba de su meta. No sólo eso: le pidió al fabricante del juego que por favor les entregara la ficha faltante pero, trágicamente, tardó tanto en armarlo que Falcon Games ya no fabrica ese modelo.
Su nuera, Eve, se lo regaló en la navidad del 2002 pensando que podría ser un buen pasatiempo para un jubilado. El hombre armó varios similares y jamás tardó más de un año en completarlos. Pero éste -una reproducción del óleo "El regreso del hijo pródigo" de James Tissot- probó ser diferente
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