Ruth Brooks, de 69 años, ha estado luchando contra una plaga de caracoles por años. La cuestión es que los ha combatido en forma "humanitaria". En vez de colocar veneno, los captura y los lleva a un terreno baldío lindero a su jardín de Totnes, Devon, Gran Bretaña.
A pesar de estos esfuerzos su problema persiste. La aventura científica arrancó cuando, después de años de observarlos, la mujer empezó a sospechar que no son caracoles nuevos, sino los mismos que ella traslada. Es decir: encuentran la forma de volver a casa. La teoría de que estos animales babosos posean un GPS interno ha sido descartada por los científicos, ya que sostienen que son organismos demasiado simples como para llevar adelante semejante proeza.
Pero Ruth no se rinde. Con la ayuda del Dr. Dave Hodgson, un biólogo de la Universidad de Exeter espera confirmar su sospecha. De hecho su investigación ya fue aceptada en el Concurso Mundial de Ciencia Amateur que organiza la BBC.
"Debo saber si los caracoles que atacan mis plantas están volviendo a su hogar. Y si es así hasta qué distancia son capaces de recorrer para volver. En síntesis, ¿qué tan lejos debo llevarlos para que no vuelvan?", se pregunta.
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