Una especie de florero de cerámica que adornó un patio durante dos décadas resultó ser una reliquia egipcia de 3.000 años.
Al parecer la vasija estaba diseñada para contener el hígado de los muertos como parte del proceso de momificación y el dios Imseti era el encargado de proteger el órgano para su uso en el más allá. La pieza data de entre el 1550 y el 1069 antes de Cristo.
Actualmente se encuentra en una casa de remates en Dorchester.