Los ladrillitos de encastre forman parte de la columna vertebral del patetismo humano. Y hoy es día de autopsia.
Un sitio en Internet recolecta casos de un catálogo preocupante: la gente que tiene su doble, su némesis, su doppelganger, su alter ego… pero de plástico. Y sí, mi amigo… confeccionados con ladrillitos de encastre.
¿El arte imita a la realidad o la realidad al arte? ¿He aquí seres segmentados, desmembrados, atomizados o es un truco de photoshop? ¿Es éste el fin de la civilización tal como la conocíamos o es tan solo un gato de plástico?
¿Es esto un milagro de la paciencia, o un lápiz gigante con un paparulo adherido?
Estos son algunos de los interrogantes que uno enfrenta al adentrarse en The Art of Brick. También hay otros como: ¿cuál es el número atómico del rutenio? o ¿hay otros quelonios además de la tortuga? Pero éstos, quizás, estén esperando otras noticias locas. De un mundo por venir. De un futuro hecho de algo más que cubitos de plástico que se encuentran en una cópula desenfrenada que no reconoce sexo ni jerarquía y que se ejecuta a través de un cínico, impúdico y soez juego de protuberancias y vacíos.
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