Todos hemos notado el matiz siniestro de algunas muñecas antiguas. He aquí algunos ejemplos que llevan esa sensación al extremo.
Un buen comienzo acerca del terror que produce la decadencia de las muñecas abandonadas y envejecidas podría ser éste. No es que tengan algo de malo, es sólo una pequeña falta de esmalte aquí y una ligera ausencia capilar allá.
Claro que si uno utiliza una cabeza de bebé como candelabro para que la cera le baje por el cráneo… o si uno deforma muñecos a propósito, el efecto empieza a empeorar. Y ni hablar de estas deformidades pachoncitas. Y en otros casos la proximidad con la realidad no ayuda nada.
Y nunca, pero nunca, vio algo peor que esto. Intente dormir después de verlo.
Todo este horror y cosas aún peores lo esperan en el catálogo de Muñecas y juguetes siniestros .
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