Un jugador enojado, sudoroso, maloliente y con sobrepeso fue retirado del casino a causa de sus emanaciones odoríferas.
Michael Wax parece tener más de un problema. Su humor, su peso y su afición al juego son sólo una muestra de ello. El peor de todos -por lo menos a juicio de los asistentes del Casino de Atlantic City- es su mal olor.
Sus doscientos kilos de jugador empedernido fueron retirados de las instalaciones como respuesta a las exigencias y las quejas de los parroquianos.
Según explica Wax su penetrante mal olor se debió a que "había estado jugando al póker 17 horas y no tuve tiempo como para asearme".
Patético.
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