La caravana partió de Stevens Mortuary, funeraria a la que arribó el féretro con su cuerpo por primera vez el pasado jueves, y donde permaneció hasta el domingo en que se le brindó la misa de cuerpo presente en la Iglesia Santa María, del centro de Indianapolis.
Después de que se trasladara hasta la ciudad de Chicago –donde el lunes pasado miles de personas acudieron a despedirse de él- el cuerpo fue devuelto a Indianápolis ayer para poder ser enterrado hoy.
El cortejo fúnebre emprendió su recorrido hacia el Cementerio West Ridge Park Cemetery, muy cerca del domicilio de la familia Gómez.
La pequeña capilla no fue suficiente para albergar a la gente que asistió a despedir al artista, y se arremolinó para escuchar la ceremonia religiosa dedicada nuevamente al cantante, oficiada por el sacerdote Juan José Valdés, de la Iglesia Católica San Antonio.
Baldomero Gómez, padre del desaparecido cantante, interpretó una de las canciones favoritas de su hijo: «Imposible olvidarte».
Una vez concluida la ceremonia religiosa, familiares y miembros de K-Paz de la Sierra cargaron el ataúd de Sergio y se encaminaron hacia el lugar en el que una horas antes había sido cavada la tumba.
Felicitas de Gómez, esposa de Sergio, se aferró al ataúd gritando: «No me lo quiten», ¡Déjenme quedarme con él!».
Fue necesaria la intervención de cuatro personas para poder removerla del ataúd de Sergio y alejarla del lugar. Felicitas sufrió un desmayo momentáneo a consecuencia de la impresión.
Luego de que el padre Valdés dio la bendición al féretro, el papá del artista gritó: «¡Perdóname hijo por todo lo malo que yo te haya hecho!». Instantes después, el ataúd fue descendido.
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