Una anciana alemana consiguió trabajo como agente de seguridad en un prostíbulo de Berlín, encargándose de desalojar a los alborotadores del lugar.
Se trata de la abuela Waltraud Hotzl, de 70 años, conocida como «Mumsy», quien no tiene ningún problema en expulsar a los borrachos y otros clientes indeseables de la casa de citas Fraulein Mueller. Además, muchas veces también soluciona los conflictos internos entre las protitutas.
Su jefe, Johann Vepsi, asegura que «ella tiene el negocio perfectamente bajo control y es, lejos, la mejor para ese puesto». Además, agrega que cuando surgen peleas entre «las chicas», ella las silencia con al grito de: «Niñas, todas calladitas en el suelo, por favor».
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