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Morderte las uñas constantemente puede quitarte la vida

lakebuena

Morderte y comerte las uñas podrían causarte hasta la muerte y sí, es un terrible hábito que muchos padecemos y lo hacemos sin darnos cuenta, además de que no das una buena imagen.

Aparte de esto, el morderse las uñas o comerlas es muy antihigiénico ya que en ellas se acumulan miles de bacterias y se alojan ahí aunque no lleguemos a verlas a simple vista.

 

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El morderte las uñas y llegar hasta a comerlas, ya que muchas personas lo hacen, podría estar dañando severamente tu salud aunque probablemente no lo sepas y ni si quiera te pase por la mente.

Algunas personas llegan a padecer de este terrible mal gracias a que sufren de ansiedad, nerviosismo, estrés y hasta la desesperación. 

 

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La uñas son capaces de alojar miles de bacterias y virus

 

Lo que no sabías es que, si no se llega a controlar este mal hábito, podría llegar a convertirse en algo que es conocido como onicofagia. 

Cuando este hábito ya es muy difícil de controlarse, se vuelve una compulsión, lamentablemente es una trastorno emocional y si ya no puede crearse un autocontrol, lo mejor será recibir ayuda profesional. 

Una persona que padece de onicofagia puede llegar a tal extremo de dejar la piel al descubierto y provocar un deterioro en los dedos, pero no sólo en las manos. Este problema también puede llegar a generar severos daños en los dientes, sobre todo en el esmalte dental, alguna infección en la piel y la deformación de la cutícula. 

 

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La razón por la que esto podría causar la muerte

 

Gracias a que cuando mordemos las uñas dejamos descubierta la piel las bacterias aprovechan esto y de inmediato entran al igual que los virus.

Cuando ocurre esto, las bacterias se van al torrente sanguíneo y puede generar ‘sepsis’, que provoca que la circulación sanguínea disminuya y se formen coágulos en la sangre al igual que poco a poco se deterioran los órganos vitales. 

Gracias al poco flujo de la sangre, los órganos llegan a tener menor oxígeno y esto provoca que las toxinas de la sangre que no son filtradas por el hígado y el riñón se almacenen, provocando un shock séptico y después un ataque cardiaco.

 

 

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